Por Irma Santander
Coatzacoalcos, está de luto, y está así desde hace mucho tiempo.
La disputa de los grupos criminales en este municipio no para, no hay nadie, ninguna autoridad que los frene. Nos llevan al terrorismo. Los operativos de seguridad han fracasado; en cada hecho violento que se registra en Coatzacoalcos y en la región sur, no hay detenidos.
Los retenes de seguridad en las entradas y salidas, son parapeto.
Es más, los delincuentes se dan el lujo de burlarse de las autoridades, y hasta advertirles con un video grabado y difundido en las redes sociales que “busquen a los que en verdad cometen los ilícitos”.
Vaya, panorama tan patético. Los patos les tiran a las escopetas.
Mientras que a nuestras autoridades estatales pareciera que lo único que les interesa es competir por demostrar quien tiene el poder en Veracruz.
En cada evento sangriento, el Gobernador del Estado Cuitláhuac García Jiménez y el Fiscal General Jorge Winckler, demuestran su incapacidad hasta para sacarse sus trapitos, ni para eso les da. Balaceras, casas de seguridad, enfrentamientos, homicidios, asaltos, robos, desalojos, extorsiones, secuestros, venta de drogas, y lo que se acumule, son delitos que parecen no tener fin.
El ataque con presuntas bombas molotov al bar el “Caballo Blanco”, y con ello la masacre de 28 personas entre empleados y parroquianos, encendieron esos focos rojos que estaban latentes, esos focos rojos que ya se conocían y que las autoridades no quisieron ver.
La muerte de hombres y mujeres que quizás el único error fue estar en el lugar equivocado. Y otros más luchan por salvar la vida en una cama de hospital, ya que las quemaduras en el 90 por ciento de sus cuerpos son graves.
Esta es la realidad que vive el Coatzacoalcos de hoy. Ya estamos cansados de la indolencia.
De nada, absolutamente de nada sirven los más de 120 policías que después de la masacre en el “Caballo Blanco” enviaron los de Seguridad Pública, si solo estarán por unos días, y de ahí, no vuelven más.
Desaparecen.
Coatzacoalcos, una vez más fue noticia internacional en violencia. ¿Hasta cuándo seguiremos así?