Por Irma Santander
El feminicidio, un tema muy grave y que como ya sabemos significa un crimen de odio y deshumanizado hacia una mujer.
Es bien sabido que el estado de Veracruz, ocupa el primer lugar a nivel nacional con 98 casos de feminicidios documentados de enero a junio de 2019 por Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Si, es un tema del que jamás se dejará de hablar, porque lamentablemente las agresiones con extrema violencia hacia las mujeres continúan presentándose en Veracruz, y en todo el país.
Hace unos días, el Instituto Municipal de la Mujer en Coatzacoalcos dio a conocer que en todo este año han recibido un promedio de 400 denuncias de mujeres que fueron violentadas física y psicológicamente. En la mayor cantidad de esos casos el agresor fue la pareja sentimental.
Esto no es novedad, y lo peor es que preocupa y ocupa ya que las estadísticas van en aumento, es cierto, ya se denuncian más estas agresiones, sin embargo, la violencia persiste y resiste.
Los números rojos en feminicidios alarman, pero ¿que es lo que estamos haciendo como sociedad para erradicar este delito?.
Qué estamos esperando para evitar que niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres adultas sean agredidas, es bien sabido que muchas ocultan su realidad por temor, represalias o al que dirán de la sociedad.
Hay otras que simplemente son asesinadas, sin deberla ni temerla, cómo una joven de 18 años en Agua Dulce, quien presuntamente se resistió a un asalto y los delincuentes le causaron un navajazo en el cuello que le privó la existencia.
Esto va más allá de cifras, la realidad es que los asesinatos cruentos están a la vista. Veracruz tiene la alerta de género y continúa ocupando el primer lugar en feminicidios.
Esto nos refleja que las cosas no están funcionando.
Si hay acciones de prevención como la campaña de colocar calcomanías del violentómetro en los urbanos de la ciudad, pero no todos están en la misma sintonía.
Y más cuando vemos en Veracruz a un gobernador y a un destituido fiscal evidenciar su lucha de poder político, mientras los delitos de alto impacto no cesan.
¿Qué acaso no importan los más de 98 feminicidios en la entidad?
¿Ni los 448 en los 32 estados de la república?
Los números oficiales ahí están; y de los casos de violencia contra la mujer que no se denuncian, que viven en el anonimato del miedo, es ahí en donde se marca la verdadera historia de la impunidad.